INVESTIGACIONES:
Un grupo de investigadores ha descubierto que los microorganismos, los habitantes más antiguos de la Tierra con más de 3.500 millones de años de antigüedad y capaces de colonizar tierra, mar y aire, tienen dificultades para su dispersión en los océanos.
El trabajo, publicado en la revista "PNAS" y realizado por investigadores españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Universidad de Delaware (E.U.) y de la Universidad Laval de Québec (Canadá), analiza la composición ydistribución de la biosfera microbiana del Océano Ártico.
El estudio concluye que los frentes oceánicos, originados al mezclarse masas de agua de diferente densidad, constituyen barreras físicas que aislan a las poblaciones de bacterias y archaea (otro tipo de microorganismos) y dificultan su dispersión, creando islas de microorganismos incomunicadas entre sí, detalla el CSIC en un comunicado.
Hasta ahora se creía que la dispersión de los microorganismos, que se encuentran en concentraciones de hasta millones de individuos en un gramo de suelo o una gota de agua, era ilimitada en cualquier tipo de ambiente.
Según Emilio Ortega Casamayor, investigador del CSIC, se creía que las bacterias y las archaea podían sortear cualquier tipo de barrera física de los ecosistemas, dado su reducido tamaño, su abundancia astronómica, sus bajas tasas de extinción y su granresistencia.
La teoría más extendida entre los microbiólogos apunta que los microorganismos están en todas partes y que el ambiente local selecciona cuáles se desarrollan y cuáles no, pero este trabajo parece indicar que esto no es exactamente así.
"Este hallazgo implica que a los mecanismos de evolución de los microorganismos asexuados basados en mutaciones y reordenaciones internas de su material genético o en la adquisición externa de genes habría que añadir el aislamiento geográfico".
Según Casamayor, "al igual que en otros seres vivos, una misma especie puede quedar separada por una barrera física y evolucionar así hacia especies distintas".
"Esto implica que muchos de los conceptos de la ecología general desarrollada con animales y plantas podría también aplicarse a las bacterias y otros microorganismos, es decir, que las leyes de la ecología podrían ser universales", afirma el científico.
La respiración realizada por el plancton es una fuente importante de CO2, el aumento de la temperatura del mar puede convertirse en un catalizador que aumente estas emisiones y por tanto el calentamiento global. El descubrimiento es de gran interés y permitirá ampliar los conocimientos sobre la incidencia del cambio climático en estos organismos que ejercen un papel muy importante en el ciclo carbónico de nuestro planeta.
"Este hallazgo implica que a los mecanismos de especiación y evolución de los microorganismos asexuados basados en mutaciones y reordenaciones internas de su material genético o en la adquisición externa de genes habría que añadir el aislamiento geográfico: al igual que en otros seres vivos, una misma especie puede quedar separada por una barrera física y evolucionar así hacia especies distintas".
Con una tecnología similar a la utilizada por los médicos a realizar la resonancia magnética (MRI), los investigadores de seis instituciones entre ellas el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) - que trabajan en la Hollings Marine Laboratory (HML) en Charleston, Carolina del Sur, están estudiando la actividad metabólica de un patógeno demostrado que causa la decoloración de los corales, una grave amenaza para los ecosistemas de arrecifes de todo el mundo submarino.
La decoloración de los corales es el blanqueamiento de los corales vivos, debido a una ruptura de la simbiosis (dos organismos cuya vida en común se benefician) con sus zooxantelas, algas fotosintéticas pequeñas.